domingo, 19 de abril de 2015

Quizás solo estoy borracha

Tragar saliva
Despacio pero se siente
Un nudo en la garganta
Manchas
Susurros que dicen que al final no
Que ya es tarde
Que mejor otro día
Nunca
Tragar saliva
Atragantarse con la letra
Espina en el talón
No poder caminar
Estar perdida
Borracha de whisky en la noche azul que desfallece
Silencio
La muerte

Ahora soy un pez

Un esfuerzo que me pedía. Despacito despacito.
Me tocaba el pecho con su mano. Sonreía. Era a veces así. Y yo a veces también. Solo a veces.
Despacito despacito, sonreía. O los dos. Me quería así como soy, sin nada que cambiar. Hasta el final de los caminos de tierra o de asfalto.
Con su pie trazaba mapas invisibles. Laberintos de enredadera o de carbón. Pegaba saltitos por los aires. Volaba bajito y muy alto, las dos cosas hacía. Y yo lo esperaba sentada en la silla de madera, mirando al río que a veces era solo un charco.
Nos ahogamos juntos, un día que llegó el diluvio universal. Nos volvimos peces.
Solo a veces extraño respirar mucho oxígeno. Pero después me acostumbro.
En la próxima etapa espero ser un pájaro o en su defecto un ñandú